martes, 26 de julio de 2016

EGOamistad



Foto: www.restablecidos.com



     Rodeado de "me importas" implícitos que son me importas si tus problemas no me influyen, que son me importas en el marco exacto que periódicamente te reservo (mi ritmo de vida me lo exige), que son me importas mientras no te importe escuchar y no ser escuchado; me importas hasta que nada puede importar porque "no estoy" en el sentido más amplio que puede haber de no-estar, gracias mientras estuviste, gracias mientras te importé, si te importé, de verdad.

Cada día con más gente, bullicio y atisbos de importar, que se puede coger con pinzas y dudar de un mundo que no se si es autoengaño o real. El mundo que ahora veo es el de cada uno a lo suyo, a su ego y a su realidad, sin esfuerzo por entender a nadie, con todo el empeño puesto en no escuchar.

No escuchar no sea que oiga aquello que  me haga cambiar, que me haga reflexionar y modificar mis paradigmas tan establecidos como están. No escuchar significa autoprotección, pero significa mucho más: significa que me es indiferente lo que te duela, que quiero decirte que soy feliz pero ignorar tu mucha o poca felicidad, que en realidad poco me importas y que nada importante de verdad daría por tu amistad.
Cada día la sociedad es más egolatra, más fotos de mí para los demas, y cada día se reducen las ocasiones en las que se pregunta de verdad "amigo, cómo estás".
De la sociedad no se sale, la sociedad te expulsa, la televisión expulsó a la gente de la calle para recluirlas en casa, todo sigue: si no sabes los últimos fichajes, no hables; si no prácticas el deporte de moda, calla; si no diste la vuelta al mundo, mantente al margen; si no viste esa serie, ni que decir tienes.

Quizá todo sea cuestión de contextos y el miedo a la soledad nos haga permanecer inmóviles en los nuestros, pero tiene logica que si tu gente afín está en la calle, la calle es tu sitio y si tu gente está en el gimnasio sea ese tu sitio. Demasiado simplista, ya que existen  tal variedad de matices, gustos, predilecciones y también, de prejuicios, que ¿cómo se haya el lugar adecuado sin sentirse a un lado?.

Quizá todo consista en flexibilizar, en no pedir nada y dar sin mirar a quién o porqué. Aceptar a cada cual como es ahora y saber que no será mañana igual, y saber que tampoco mañana será como tú quieras, será a su forma,  nada más.

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